“Tu libertad y tu felicidad la definen tus acciones, la clave está en la respuesta que des a tus circunstancias y emociones. Disciplina, lucha y compromiso.”

Blog

“No puedo hacerlo”: baja tolerancia a la frustración en niños

Querida Mercedes…

“Pablito se enfada mucho cuando no entiende los deberes. Si no le sale algún ejercicio de mates se levanta enfadado de la mesa y se marcha llorando, cuando intentamos hablar con él para que se calme, nos dice que es un tonto y no puede hacerlo”

Éste es el ejemplo de una de las preocupaciones más frecuentes de los padres cuando llegan a consulta, y generalmente, cuando hago la primera entrevista descubro algunas otras conductas que están relacionadas en el niño:

  • No sabe perder
  • Lanza los deberes cuando no sabe hacerlos
  • No asume retos
  • Le da miedo lo nuevo, situaciones o responsabilidades
  • Presenta dificultad para cumplir un encargo en casa
  • Se enfada desproporcionadamente ante fracasos
  • Abandona las situaciones que no le salen bien a la primera

Algunos niños tendrán todas estas conductas, algunos tendrán pocas, pero a esto le llamamos BAJA TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN, y es muy común en niños y adolescentes.

¿Por qué tiene baja tolerancia a la frustración?

La pregunta que siempre intriga. Por lo general, la baja tolerancia a la frustración es consecuencia de una baja autoestima creada por un estilo educativo de sobreprotección, en el que los padres, con la mejor intención del mundo, quieren evitar sufrimiento o malos ratos al niño. Como consecuencia, el niño crece pensando que no es capaz de afrontar algunas situaciones, y, con miedo a fracasar; por tanto su autoestima se verá afectada. Prefiere entonces abandonar antes que volver a fracasar. 

Ahora vamos a la práctico… en esta situación ¿Cómo ayudo a mi hijo?

Vamos a atacar la raíz del problema, la sobreprotección, que a su vez generará cambios en su autoestima y en la respuesta ante estas situaciones. Nuestra misión debe ser cambiar ese mensaje interno de “no soy capaz”, por uno que diga “yo puedo hacerlo, con esfuerzo lo lograré, y si fracaso, aprenderé de ello y lo volveré a intentar”.

Esto lo podemos llevar a la práctica en primer lugar dejando que asuma retos, esto no lo propone el niño, se lo proponemos nosotros; es decir, le ponemos tareas o encargos en casa que sean difíciles pero logrables. Primero le enseñamos como hacerlo, y luego le dejamos que lo haga o al menos lo intente, y reforzamos cada intento que hace por lograrlo.

Le enseñaremos a controlar su enfado: relajándose, tomándose un descanso, y luego volviéndolo a intentar, y reforzamos este nuevo intento. Podemos también jugar aunque sepamos que va a perder y le enseñamos a perder, a aprender de los errores. Y ahora, lo más importante: le damos ejemplo, cuando perdemos nosotros, en voz alta reflexionamos en qué nos hemos equivocado y la estrategia para mejorar.

Otra sugerencia práctica es impulsar a nuestro niño a ser más autónomo, según corresponda con su edad: vestirse solo, ducharse solo, cumplir su encargo sin ayuda, hacer su cama, ordenar sus juguetes, etc. Esto genera en los niños una mejora en su autoestima porque va logrando hacer cosas que suponen un esfuerzo y ganancia en independencia.

A veces nos dará pena verlo pasarlo mal, pero tengamos presente que el mundo que le espera no es fácil, que está lleno de retos, que no queremos niños de cristal, queremos niños fuertes, personas resilientes, capaces de levantarse y seguir luchando. De esta manera le estaremos educando para afrontar cualquier reto, para sobreponerse al sufrimiento, para luchar por lo que quiere conseguir, en total, para ser feliz. Y tú, ¿Qué haces cuando tu hijo(a) te dice que no puede hacerlo?

Share on whatsapp
WhatsApp
Share on linkedin
LinkedIn
Share on twitter
Twitter
Share on facebook
Facebook